Estoy por concluir la Especialidad en Procesos Culturales Lecto-Escritores y "Tecnologías aplicadas a la Educación" ha sido una de las materias más provechosas, no obstante que fue muy poco lo que recuperé para mi proyecto de intervención. A veces las cosas no se dan en el momento que quisiéramos pero sí en el momento indicado. Tal vez las tecnologías aplicadas a la educación están presentes en nuestra cotidianidad sin que nos demos cuenta.
Considero que no sólo conocer los recursos y herramientas que nos brindan las tecnologías, sino ponerlas en práctica y explotarlas a beneficio de una mejor formación profesional. Sin embargo, en Chiapas se presentan algunas dificultades para el acceso a estas tecnologías. Incluso en la Universidad. Como puntos débiles encuentro:
- Falta de profesionalización y capacitación entre docentes en las TIC.
- Falta de una conexión eficaz.
- A veces (en el turno de la tarde, es más evidente) falta de electricidad.
Estoy hablando desde mi experiencia, desde el entorno en el que se desarrolla mi proyecto, y desde las condiciones que he encontrado cotidianamente. Pero imagino, otros contextos de Chiapas en los que la Educación incluso sin Tecnologías es escasa y las condiciones son aún más precarias.
Por otro lado, me siento afortunada de haber conocido y explorado algunas herramientas como los documentos que desde Gmail se pueden compartir, editar y hacer del aprendizaje algo colaborativo. Con la exploración de las herramientas que permite manipular gmail, aprendí, por ejemplo, el uso de los formularios también desde mi cuenta Gmail, lo que permitió aplicar encuestas a docentes y estudiantes que después analicé para terminar de redactar mi apartado de diagnóstico. El uso de las plataformas fueron también significativas ya que permiten organizar la información y las actividades. El grupo de noticias y la cuenta Skype también fueron una revelación, sobre todo pensando ahora en el entorno educativo. ¡Cuántas cosas se pueden hacer!
Finalmente, considero que la unidad académica Tecnologías Aplicadas a la Educación propició la curiosidad. A decir verdad, no me gusta estar muchas horas frente a la computadora, pero los 180 minutos de cada viernes se hacían breves y amenos.